jueves, 11 de junio de 2015

MI HIJO DICE PALABROTAS ¿QUÉ PUEDO HACER?




¿Sabéis qué es de lo primero que aprenden los niños a la hora de hablar? La entonación. Al igual que cuando hablamos a un perro, no importa el contenido del mensaje, es decir, las palabras, sino el tono en que se digan. Probad sino a regañarles en un tono amable o hacerles carantoñas con un tono de voz enfadado.
Sin ánimo de comparar los niños con los perros, mi objetivo es hacer hincapié en que en el caso de las palabrotas, cuando las utilizamos usamos un tono diferente en la conversación, aunque no lo creamos, incluso diciendo más cosas entre medias y por eso el pequeño las capta ¿Os ha ocurrido que estáis hablando con otro adulto y aún así se enteran única y exclusivamente de la palabra malsonante? ¿Y si a eso le unimos una incorrecta reacción por nuestra parte, ya sea reírnos o regañarles? Tenemos los ingredientes perfectos para que el pequeño aprenda las palabrotas y más aún siendo “aceptadas” socialmente en los medios de comunicación.
Si dices o has dicho la frase “Mi hijo dice palabrotas”, aquí te dejo cuatro consejos para reducir este comportamiento:


  1. Predicar con el ejemplo: no me cansaré de decir que el ejemplo de un adulto hacia un niño es el más fuerte de los aprendizajes. No le exijamos algo si nosotros no lo cumplimos. Intenta en la medida de lo posible no decir palabras malsonantes cerca de ellos.
  2. Ignorar: vuelves de la escuela y ese día ha aprendido de algún compañero la palabra “tonta” y en cualquier momento tu hijo/a te la dice ¿Qué puedes hacer? La respuesta es nada. No te enfades ni le castigues. Tampoco te rías porque te haga gracia que con dos años diga esas cosas, simplemente continua con lo que estabas haciendo. De lo contrario, se dará cuenta de que la palabrota ejerce un poder sobre el adulto pues le genera un estado emocional. No le des más importancia de la que tiene. Quizá pueda estar media hora así, pero no hagas caso, continúa e incluso centra su atención en otra cosa. Terminará por olvidarse.
  3. Explicar: si dice palabras más fuertes, es conveniente explicarle que significan esas palabras y tratar de que entienda que con ellas puede llegar a herir los sentimientos de los demás.
  4. Alternativas: habrá veces en las que dice palabrotas para canalizar su enfado, así que en ese caso puedes ofrecerle alternativas para que pueda manifestar su ira. Por ejemplo con palabras menos fuertes como “jope”, “jovar” o “mecachís”.
Fuente: Laura Cifuentes. escueladesuperpadres.es

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